¿Cómo debería ser mi verano?
¿Cómo debería sentirme en verano?
El verano, con su luz intensa, días largos y actividades al aire libre, suele ser una época muy esperada. Sin embargo, para muchas personas, también puede ser una estación desafiante en el plano emocional. Las redes sociales se llenan de imágenes de cuerpos canónicos, vacaciones idílicas y sonrisas constantes, y es entonces cuando surge una pregunta silenciosa, a veces dolorosa: ¿Estoy viviendo el verano como debería?
La comparación, una trampa común
Compararse con otras personas es un mecanismo humano natural. Desde pequeños aprendemos observando a quienes nos rodean, y eso nos ayuda a construir nuestra identidad. El problema aparece cuando esa comparación se convierte en una vara de medir rígida y poco realista, que deja fuera nuestras circunstancias, valores y necesidades.
En verano, esta tendencia puede intensificarse. La exposición corporal, la presión por “aprovechar el tiempo”, o el ideal de tener una vida social activa y divertida, pueden despertar inseguridades profundas: sobre nuestro cuerpo, nuestras decisiones, nuestra forma de disfrutar o incluso nuestro lugar en el mundo.
Lo que no se ve en las fotos
Una imagen en redes sociales muestra solo un instante. No cuenta lo que pasó antes ni después, ni cómo se siente realmente esa persona por dentro. Lo que vemos suele ser una versión cuidadosamente elegida y editada de la realidad. Sin embargo, nuestro cerebro tiende a comparar esos fragmentos seleccionados con nuestra vida completa, con todo lo bueno y lo difícil que contiene.
Esa comparación, además de injusta, suele ser dolorosa. Puede generar frustración, sensación de insuficiencia, tristeza o incluso vergüenza. Y muchas veces, no nos damos cuenta de que detrás de la sonrisa ajena también puede haber inseguridades, cansancio, conflictos o dolor.
Volver a ti
Una alternativa a la comparación es la conexión. Conectar contigo. Con lo que necesitas, con lo que te hace bien, con tus propios ritmos. Pregúntate:
¿Qué me apetece realmente este verano? Quizá ni si quiera te has preguntado si ese mega viaje es ahora mismo lo que tú necesitas Quizá necesitas estar en tu pueblo y un par de buenos libros
¿Qué me hace sentir en paz? ¿Tiene que ser mi concepto de paz igual que el de los demás?
¿Qué necesito para estar bien en mi cuerpo, en mi entorno, en mis días? ¿Recordaré más este verano por mi abdomen o por los planes que hice?
Quizás eso implique descansar más y hacer menos. Quizás tenga que ver con decir “no” a ciertos planes. Tal vez se trate de permitirse disfrutar sin exigencias o de aceptar que este verano es diferente a otros, y eso está bien.
Un verano vivido desde dentro
No hay una forma correcta de vivir el verano. No hay una estética, un plan ni una cantidad de experiencias que validen cómo lo estás viviendo. Hay veranos de movimiento y veranos de pausa. De compañía y de soledad. De descubrimientos y de recogimiento.
En lugar de preguntarte si estás viviendo el verano “como los demás”, quizás podrías preguntarte si lo estás viviendo como tú necesitas. Cultivar esa mirada interna, amable y comprensiva, puede ayudarte a dejar de compararte y empezar a habitarte. Y en ese habitarte, es posible que encuentres un verano más auténtico, más ligero, más tuyo.
Siempre con cariño,
Psicología Tres medios